Intenta evitar, siempre que sea posible, tirar cosas a la basura. Y, en caso de que no quede otro remedio, recuerda separar los materiales y reciclarlos. Si tienes dudas sobre en qué contenedor tienes que colocar cada residuo, puedes acercarte a un punto limpio y te lo explicarán sin problema.
3. No acumules más
Una vez hayas hecho limpieza, has dado ese primer y difícil paso para llevar el minimalismo a tu hogar. Pero ahora toca la segunda parte, integrar en tu día a día esa filosofía de no acumulación. Cuando vayas a comprar ropa, muebles, accesorios, joyas o productos para el pelo, piénsalo muy bien. Analiza si realmente lo necesitas, si lo vas a usar y si ocupa demasiado espacio en tu casa.
Como ves, el minimalismo se aleja bastante del capitalismo extremo, ya que te hace cuestionarte cómo, qué y dónde comprar, evitando así las compras rápidas y por impulso. Cuando necesites algo de verdad, cómpralo, y cuando te quieras dar un capricho de vez en cuando, también. Nadie te lo va a negar, pero piensa 5 minutos antes si lo necesitas o no. Verás que aplicar este sencillo método no solo te ayudará a acumular menos, ¡sino a ahorrar más!